Desarrollo y superación de la pobreza: dos promesas mentirosas.

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2034

Cuando estaba estudiando en la universidad, me enseñaron que la pobreza generaba contaminación. El razonamiento era que una comunidad/familia/individuo pobre, depreda y erosiona sus recursos naturales con la finalidad de solventar sus necesidades. Luego de 10 años de experiencia en terreno, de observar los sucesos enpersona con una mirada crítica, me di cuenta de que lo que sucede es todo lo contrario. La riqueza es la que provoca la depredación y erosión de los recursos naturales. La riqueza vista en términos del sistema económico que impera en la mayor parte del planeta y que se ha impuesto a través de reglas internacionales de comercio.

Usemos una herramienta estandarizadora para visualizar esta afirmación: la huella ecológica. La huella ecológica es «el area de tierra y su capital natural, de la que extraemos para mantener nuestra población y estructura productiva» (Wackernagel and Rees 1996). Es decir, huella ecológica es la superficie de tierra necesaria poara solventar la demanda humana de recursos naturales, incluyendo superficie requerida por necesidades de infraestructura, disposición de residuos, uso de petróleo, agua, alimentos, vestuario, electrodomésticos, comunicaciones, etc. Anualmente, un@ ciudadan@ promedio de Estados Unidos tiene una huella ecológica de entre 7 y 8 ha globales. Un@ ciudadan@ promedio de los Emiratos Arabes tiene una huella ecológica de 10 ha globales al año. Al otro lado del espectro, un@ ciudadan@ african@ promedio, tiene una huella ecológica de solo 1 ha globales (Roseland, 2012).

Pero entonces, ¿por qué mis profesor@s pensaban (o tal vez todavía lo piensan) que la pobreza es la que genera erosión de los recursos naturales? Por que la contaminación, deforestación, erosión del suelo, extinción de animales y plantas, no ocurre o no está ocurriendo en los países ricos ni en los barrios acomodados. Las labores de extracción de recursos naturales en bruto siempre se han encargado a las comunidades «pobres», que no cuentan con más recursos que su fuerza de trabajo y su conocimiento tradicional de los recursos que estan presentes en sus territorios. Estas comunidades pueden ser de hecho ricas en capital humano, social, cultural y natural, pero debido a que carecen de capital económico, son tildadas como «pobres» en términos de la economía de libre mercado que impera en el mundo, y más que en muchos lugares del planeta, en Chile. Lo peor de todo, es que las mismas comunidades toman por cierta esta categorización, y con el deseo de elevar su nivel económico, entran al juego del mercado y aceptan destruir sus recursos naturales y adoptar nuevas formas de vida, olvidando el patrimonio natural y cultural heredado de sus ancestr@s, sumergiendo sus diferencias que son riqueza, en la homogeneización que al fin y al cabo, solo transluce pobreza.

La promeza de «ser ric@s», de que tod@s tengamos un auto porche como hace poco prometía un candidato presidencial, de salir de la pobreza para convertirnos en un país desarrollado como los de Europa, o Estados Unidos, es una promeza imposible de cumplir. Para que en todo el mundo vivamos como se vive en Estados Unidos y Canadá, se necesitarían 4,5 planetas Tierra (WWF et al. 2010), situación con la que no contamos más que en las películas de ciencia ficción. Las promesas de bienestar a traves del consumo, que es lo que promueve el modelo económico imperante, el supuesto «desarrollo» al que se quiere llevar a todos los países y a todas las comunidades que en ellos viven, es una promesa falsa, ilusa, insensata, miope. Es materialmente imposible que tod@s seamos ric@s. Vivimos en un planeta finito, que ya está enfrentando una crisis ambiental con el nivel de consumo que actualmente existe. Imaginen lo que pasaría si tod@s consumieramos al nivel de la gente rica. Simplemente, terminaríamos con los recursos naturales en un abrir y cerrar de ojos, y lo que seguiría sería el desastre inmediato y generalizado.

Si hablamos seriamente de sustentabilidad ambiental y superación de la pobreza, debemos pensar en reducir el nivel de consumo de l@s más ric@s para luego elevar el nivel de consumo de l@s más pobres. Debemos cambiar nuestras espectativas de vida, y poner el foco en la felicidad, no en la riqueza. Debemos dejar de desear que nuestr@s hij@, niet@s, sobrin@s, nosotr@s mism@s, seamos abogad@s, médic@s, arquitect@s, ingenier@s, para «que gane arta plata mijit@ y se compre un jeep para que me saque a pasear». Debemos crecer como sociedad para fijarnos en las personas y no en las cosas. Debemos vivir en comunidades, no en condominios. Pensar siempre de dónde viene lo que compramos y a donde va a parar lo que desechamos. Qué es lo que generan nuestras acciones en el entorno, inmediato o lejano, futuro o contemporáneo. Tenemos un solo planeta que ya perdió gran parte de su capacidad de autoregularse, gracias al insaciable deseo humano de riqueza.

Gandhi dijo «El mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre sera demasiado pequeño para satisfacer la avaricia de algunos.». Todavía estamos a tiempo, si reaccionamos rápido. Bueno, rápido ya no fué… pero cada minuto cuenta.

Gandhi también dijo: «El verdadero progreso social no consiste en aumentar las necesidades, sino en reducirlas voluntariamente; pero para eso hace falta ser humildes.»

por Alejandra Parra Muñoz*

Diciembre 2013.

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* Alejandra Parra Muñoz, miembro de RADA. Bióloga en Gestión de Recursos Naturales. Estudiante de Master en Planificación de la Universidad de Otago, Nueva Zelanda.

Roseland, Mark. 2012. Toward sustainable communities. Solutions for citizens and their governments. New Society.

Wackernagel, M. and Rees, W. 1996. Our ecological footprint: reducing human impact on the earth. New Society.

World Wild Fund for Nature. 2010. Living planet report. Gland, Switzerland.

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